mala mar

Una familia, demasiados cadáveres

05 octubre 2022

“Me llamo Tomás Salcedo, se repite una y otra vez, me llamo Tomás Salcedo y acabo de matar a mi hermana”. Así arranca Mala mar, con una descarga eléctrica. La reunión del clan de los Salcedo en la vieja casona de veraneo que la familia posee en la localidad asturiana de Nueva de Llanes pretendía ser celebratoria -la madre cumple años- pero deviene trágica cuando el coche del primogénito, aparcado sobre la colina que rodea la propiedad, se precipita por la pendiente. No tenía el freno de mano puesto y su hermana Mariana, que estaba sentada en un banco del jardín, muere atropellada. ¿Accidente o asesinato? El óbito abrirá la caja de Pandora y todos los demonios del apellido saldrán a la cegadora luz.

Estamos en el año 2003 pero las semillas negras se plantan mucho antes y bien lejos, concretamente en el Madrid de 1976, es decir, durante el posfranquismo, cuando el patriarca se aprovecha de su condición para cometer todo tipo de abusos. Es entonces cuando los primeros cadáveres comienzan a guardarse en el armario y durante décadas su hedor irá contaminando las vidas de todos los que llevan la sangre de esa bestia feroz. Los pecados del pasado añadirán más combustible a las hogueras del presente, y a través de constantes saltos entre estas dos épocas y lugares, el lector irá uniendo una intrigante e impactante línea de puntos que revelará una explosiva historia de atropellos, mentiras, culpas y silencios. Al final la muerte de uno de sus miembros será el catalizador que convocará de forma violenta a todos los fantasmas latentes hasta entonces en su seno.

Javier Rovira (Almería, 1967) analiza con una brillante composición de personajes, vigor narrativo y gran pericia a la hora de dosificar la información y encajar el puzzle temas como las condiciones político-sociales que permiten la impunidad de aquellos con poder, la manera en que el miedo y la vergüenza generan complicidades con abyectas formas de comportamiento (a veces basta la intimidación para reforzar un silencio ignominioso), la mujer como víctima de violencia física y psicológica, o la perversión de ciertas dinámicas familiares, al tiempo que nos invita a reflexionar acerca de la transmisión genética de la maldad.

Más que mala mar, una tormenta en toda regla. No van a olvidar a los Salcedo.

Antonio Lozano

Director de Serie Negra

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