MATTHEW SCUDDER, la serie
Escritor incansable, Lawrence Block ha publicado más de un centenar de obras, algunas con seudónimo. Tiene el oficio de escritor tan interiorizado, que ha reflexionado con lucidez sobre ello en varios libros. De su ingente producción, prácticamente todo es novela negra y más de la mitad de sus obras pertenecen a una u otra serie. De entre todas ellas, dos sobresalen por encima de las demás, tanto por cantidad de títulos como por atractivo del protagonista. La primera es la protagonizada por Bernie Rhodenbarr, librero neoyorquino de día, ladrón al que no hay cerradura que se le resista de noche. Se trata de una serie con un encanto que no ha hecho más que aumentar con el paso de los años. Este estupendo protagonista llegó a contar con una adaptación cinematográfica, en la que estaba interpretado por… Whoopi Goldberg. Como dice el propio Block: «Mejor no pregunten».
La segunda serie es, sin embargo, el filón de oro de Block. Su protagonista, Matthew Scudder es uno de los mejores detectives ligados a la ciudad de Nueva York que se han creado. Su génesis tuvo lugar en una época crítica para la novela negra estadounidense, en la cual había que buscar nuevos referentes. Y en eso se convirtió Block. Desde Los pecados de nuestros padres, aparecida en 1976, la serie ha crecido hasta contar con 17 títulos, el último de los cuales, A Drop of the Hard Stuff, es de 2011. Más de tres décadas durante las cuales Matthew Scudder ha ayudado al género a dar un paso adelante.
MATTHEW SCUDDER, el personaje
Si la historia de Raskólnikov que imaginó Dostoievski era la de un crimen planeado y un castigo psicológico posterior, la de Matthew Scudder es la de un homicidio involuntario y la búsqueda de redención. Scudder comenzó siendo un buen policía de Nueva York. Casado y con dos hijos, todo parecía sonreírle, pero cierta angustia vital no le permitía ser feliz y lo empujaba a beber demasiado. Un día, mientras estaba en un bar, entraron dos atracadores. Cuando salieron después de disparar al barman, Scudder los persiguió con su pistola y los abatió. Pero la desgracia hizo que una bala perdida acabara con la vida de una niña llamada Estrellita Rivera, un nombre que se le quedó grabado a fuego. Aunque nadie lo culpó por ello, Scudder acabó dejando la policía, abandonó a su familia, se mudó a una mísera habitación de un hotel de Manhattan con la sola compañía de una botella, y empezó a trabajar como detective sin licencia.
Así forjaba Lawrence Block la leyenda de su más icónico antihéroe, heredero de los rudos detectives clásicos del hardboiled y precursor de muchos otros investigadores más modernos, a los que, como Scudder, les gustaría olvidar, pero no pueden. Scudder es un personaje culto, complejo y contradictorio, pero es imposible no empatizar con él. Tiene un sentido de la moral muy personal y muchas veces prefiere la justicia del hombre de a pie a la de las leyes, pero no siempre. Y aunque es leal, durante años le costará establecer vínculos estrechos con la mayoría de las personas, incluso con su familia. Prefiere vivir con sus demonios personales. Naturalmente, la longevidad de la serie ha hecho que Scudder evolucione con los años y hasta llegue a ser feliz en algún momento que no se adivina en los primeros títulos.
Por último, habría que destacar dos elementos que han marcado a Scudder por encima de todo: la bebida y Nueva York. El alcohol es un problema que vertebra buena parte de la serie. Incluso cuando Scudder consigue por fin dejarlo y limitarse a los cafés, ese es un fantasma que sigue estando presente y que Block sabe plasmar con una sabiduría a la altura de pocos narradores. En las novelas de la serie publicadas ya en el siglo XXI, el peligro del alcoholismo se ha diluido, aunque ocasionalmente haya alguna vuelta al pasado para no olvidar cuáles fueron sus orígenes. En cuanto a las calles de Nueva York, están tan bien descritas con apenas algunas pinceladas que tenemos la sensación de estar recorriéndolas. En un artículo del New York Times quedó patente el poder de seducción de la serie y recomendaba a las personas que quisieran conocer el Nueva York más auténtico tres cosas: un mapa del centro, billetes de metro y una novela de Lawrence Block protagonizada por Matthew Scudder.